domingo, 22 de mayo de 2011

De alcoholes va la cosa...

                                              

Este fin de semana me invitaron a una fiesta de Bombay Sapphire. Ya conocía esta marca de ginebra porque en reuniones con adultos siempre había una o dos botellas de un inconfundible azul frío. Una atípica botella de ginebra, porque por lo general suelen ser cuadradas, traslúcidas y bastante sencillas. Pero este no es el caso de Saphire.

Siempre había pensado que este gin estaba enfocado hacia un público más adulto, más mayor; por ello, acudí a la fiesta un poco desmotivada. ¿Pero qué fue lo que me encontré allí? A un público joven, de mi edad, entre veinte y treinta años.

El objetivo de la acción de Bombay Sapphire era encaminar esta ginebra, de tipo premium y que destaca sobre otras standard, como Beefeter o la clásica Bombay, hacia la joventud y olvidar los prejuicios de que existen bebidas destiladas para jóvenes y mayores; establecer que lo que importa es su gusto.

Debo confesar que degusté el mejor Gin&Tonic que he probado nunca, elaborado como no con Bombay Sapphire. La verdad es que la fiesta fue muy elegante y frescura, valores que pretendía transmitir su marca.

Al mismo tiempo me puse a reflexionar un poco en este asunto de los alcoholes. A simple vista nadie piensa nunca en ellos, son un producto clave para fiestas y noches de fin de semana, pero durante el resto de ésta los olvidamos.

Ya sea ginebra, vodka, ron, whisky... Cada uno tiene un gusto y se lanza a escoger su preferido. Yo, la verdad, voy variando un poco en cuanto a sabores. En mi opinión se han convertido en una bebida indispensable en nuestra dieta, poca es la gente que no bebe o que no le gusta nada. Creo, sinceramente, que gustar gustan a todo el mundo; lo que ocurre es que hay gente demasiado sana. Fuera bromas, a mi siempre me ha parecido muy elegante tomar una copa, y no por ello tienes que sentirte mal.

Se ha de establecer un punto medio, no lanzarte a beber por beber, pero tampoco no probar un sorbo en tu vida. El alcohol no es malo, en su justa medida. Lo bueno es degustar cada sabor, cada trago y disfrutar ese momento en el que el sorbo entra en tu boca y se desliza por tu garganta.

Lo que está claro es que hoy en día y cada vez más las personas nos convertimos en amantes de la gastronomía, del buen comer, de lo exquisito. Pero no solamente en la comida, también en la bebida. Vino del bueno, una terracita, un plato de un buen jamón y el mar Mediterraneo a tus pies...

Yo me siento super bien al probar nuevas cosas y compararlas con lo que ya he probado. Es la mejor forma de saber lo que te gusta. No es ser tiquismiquis ni perfeccionista, sino comer y beber bien. No hay nada de malo en eso.
Y como somos exigentes en esto, también deberíamos serlo con el alcohol destilado. De momento ayer descubrí una nueva propuesta para mis futuras noches de verano. Y eso que creía que el Gin&Tonic era aburrido. Pues nada de eso. Ahora, se ha convertido en la bebida de moda entre la gente joven. Es chic y, a la vez, clásico.

La preparación fue fabulosa, la presentación divina y la degustación fue lo mejor. Sin duda, una muy buena ginebra y una buena tónica son claves para que el producto final sea acertado. Me tomé dos y ambos estaban igual de buenos. Para nada me sentí aburrida tomándolo, sino todo lo contrario, más joven que nunca. Debemos olvidar esos prejuicios que tenemos guardados porque somos nosotros quienes dictamos la moda, y ahora la moda es ginebra + tónica.
PD: Un Gin&Tonic, por favor... (Y, a poder ser, con Bombay Sapphire)



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