domingo, 15 de mayo de 2011

M.U.J.E.R.E.S

Hoy he estado reflexionando acerca de la gran supervivencia que las mujeres debemos tener en nuestra sociedad. Somos un género, aún, bastante discriminado, y por ello, tenemos que luchar mucho en nuestras vidas. Para demostrar que somos capaces en el trabajo, que podemos compatibilizar con la familia, y que todavía nos quedan fuerzas para dirigir nuestras casas.

Todo esto viene justificado por una razón. Un caso curioso. Hoy he estado con mujeres luchadoras, que se esfuerzan por sacar un sueño adelante. Estoy hablando de las jugadoras de rugby femenino.

El rugby ya es de por sí un deporte discriminado, la verdad. Si le añadimos el apunte de que quienes juegan son mujeres, se multiplica esta discrimación.

Después de hablar con ellas he comprendido el gran empeño que ponen por llegar a su meta, ser reconocidas. Y esto no es fácil en un país en el que el deporte rey es el futbol. El rugby no se conoce, pocos partidos se emiten (y los que lo hacen, son masculinos) y poca gente ha oído hablar de él.

Pero mi objetivo no es el de reivindicar el deporte del rugby, que también, sino las deportistas femeninas. Me he referido al rugby por tratarse del día de hoy, que he acudido al campo para verlas jugar y grabar unos fragmentos para un trabajo; pero, realmente, las mujeres en sí son discriminadas en la mayoría de deportes.

¿Y esto por qué es así? Nadie lo sabe. Lo que sí es cierto es que no es un público al que todo el mundo desee ver y no está en el ranking televisivo.

El equipo de la selección española de rugby femenino está entre los mejores del mundo del rugby. Son campeonas europeas, y acumulan otros muchos títulos. Pero nadie sabe esto. Y desde la Federación no se impulsa su conocimiento a otros sectores del deporte.

Esto es bastante injusto, y, siendo clara, es una pena. Porque hay muchas mujeres que, día tras día, tienen que estudiar, trabajar, estar con sus familias, y además, sacar tiempo para llevar adelante a su equipo. Por supuesto no cobran nada, y muchas veces tienen que costearse ellas mismas los desplazamientos a otras ciudades para jugar los partidos. No vale la pena decir que en otros deportes, y tratándose de hombres, esto no es así ni por asomo.

Pero apartándonos del tema del deporte, ¿por qué las mujeres estamos tan forzadas a demostrar que valemos? ¿Por qué tenemos que dar el doble o el triple de lo que podemos? Y finalmente, ¿cuándo cambiará esta posición de inferioridad?

Creo que todavía nos quedan años de esta inferioridad y discriminación. No vale la pena venirnos abajo, todo lo contrario, seguir demostrando que podemos hacer cualquier cosa que nos propongamos, incluso muchas más, y de mejores formas que los hombres.

No quiero hacer demagogia, pero es realmente triste que en el 2011 exista aún una barrera tan marcada entre ambos sexos, aunque socialmente se quiera pensar que no es así. Pero todas las mujeres lo sabemos.

Lo que ocurre es que se hacen oídos sordos, porque no interesa el tema, pero nosotras todos los días nos volcamos contra algo en nuestra cotidianidad. Y vamos a continuar así. Lo que ellos no saben es que somos fuertes en nuestro empeño. Y que no solamente las jugadoras de la Selección Española de Rugby femenino, por citar mi ejemplo anterior, sino todas las madres trabajadoras y amas de casa.

Vamos a ver cómo avanzan los próximos años, cuando sea notable el gran porcentaje de trabajadoras universitarias que terminarán sus estudios y se lanzarán a las vidas profesionales, que ocuparán puestos significativos y tendrán grandes carreras y altos sueldos.

Esto no tardará en llegar, porque las mujeres somos el futuro. De momento, seguiremos estando un poco en la sombra (comparado, claro, con los hombres), trabajando y esforzándonos por hacernos visibles el día de mañana.

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