Ante la incertidumbre de los Oscar, cada uno de nosotros apostaba por una película ganadora, un director ganador y, por supuesto, el Oscar a los mejores actores protagonistas. En estos casos, suele estar siempre estimado, pero algunas veces los premios sorprenden.
Aunque puede decirse que la gala de este año no ha sorprendido demasiado. El discurso del rey, con Colin Firth y Cisne negro, con Natalie Portman han sido las dos grandes protagonistas.
Personalmente, considero ambos galardones totalmente merecidos.Siempre he admirado a Colin Firth y creo que es un actor maravilloso, inexplotado y cuyo reconocimiento le permitirá trabajar todo lo que se merece y desarollar su carrera sin ninguna barrera. Porque la realidad es que con un Oscar es más fácil llegar a la cima.
La otra gran premiada, la preciosa Natalie Portman. Para mí, una estrella. Y aunque siempre quiere mantenerse en un segundo plano, brilla por sí misma. Sorprendíó, además, puesto que cambió su vestido unas horas antes a causa de las declaraciones antisemitas del gran maestro John Galliano. Portman, que es imagen de la firma Dior, decidió sustituir su vestido por un morado de Rodarte. Estaba espléndida, impulsado también por la felicidad de su embarazo.
¿Y qué decir de su película? Como bien Natalie en la ceremonia: "Gracias a mi amor, que me ha dado el papel de mi vida". En efecto, Cisne negro la ha catapultado como una de las actrices de más nivel y con más estrella.
Hace unos días, leía en una revista un reportaje dedicado a la "Gran Natalie", así lo titulaban. Ella aseguraba que había tenido que trabajar muchísimo y preparse durante diez meses para llegar a cumplir con su papel y realizar cada una de las escenas. Sentir el dolor de los pies y de sus músculos le hizo comprender el sufrimiento de las grandes bailarinas. Aseguraba que ponerse en la piel de personajes reales es lo que perfila y engrandece el papel. Y es que la calidad de las películas se demuestra en las historias y el trabajo que esconden. Y, por esto, Cisne negro goza de mucha calidad.
Una historia psicológica, unas escenas tremendamente bien realizadas, unos planos muy buenos, unos personajes verdaderos y brillantes y un místico pero maravilloso guión, hacen del film una obra que seguro pasará a la historia de los Oscar.
Pero quiero decir que, en el caso de que no hubiera obtenido el Oscar, la película sería igual de misteriosa y perfecta.
Después de ver Cisne negro, reafirmé todavía más mi opinión sobre Natalie Portman. La admiro desde que la vi en "Developing".
Entonces era una niña. Ahora, una actriz camaleónica que se adapta a cada uno de sus papeles, y se atreve con todo. Por lo que se ha merecido plenamente el Oscar.
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